A lo largo de la historia, esta planta ha gozado siempre de un gran prestigio gracias a sus asombrosas propiedades curativas, que la convierten en uno de los aceites esenciales más importantes.
Además de ser un antibiótico natural y un agente antiséptico y cicatrizante, resulta también eficaz como antidepresivo y sedante.
El aceite resulta beneficioso por su capacidad para reestablecer el equilibrio tanto de la mente como del cuerpo, favoreciendo así el proceso de curación.
En la aromaterapia, la lavanda destaca para el tratamiento de la ansiedad, pues se usa por sus propiedades de relajación, a su vez es hipnótica por lo que se emplea como inductor al sueño.
También se puede decir que la lavanda es un calmante natural para el sistema nervioso, actúa como analgésico, es un antibiótico efectivo, y tiene efectos antiespasmódicos, antisépticos, cicatrizantes, diuréticos, repelentes de insectos, anti-migrañas, emenagogo, hipotensos, parasitico, sudoríficos, expectorantes y antirreumáticos.